Uno mira a los muchachos de ahora y no sabe si reír o llorar. En plena época del internet, cuando deberían ser todos unos sabios, lo que abunda son las distracciones y los valores al revés. Pero, claro, la culpa no es solo de ellos. Aquí todos hemos puesto nuestro granito de arena para que las cosas estén como están.
Los papás: ¿Presentes o solo pagando cuentas?Antes, los padres llegaban cansados del trabajo, pero al menos preguntaban: "¿Qué aprendiste hoy?" o "¿Ya hiciste las tareas?". Ahora muchos creen que con comprarle el celular último modelo, los tenis de marca y darles plata ya cumplieron. Y eso cuando están en la casa, porque a veces ni eso—entre el trabajo, los viajes y el estrés, los hijos crecen solos, criados más por YouTube y TikTok que por su familia.
Los profes: ¿Enseñando o solo cumpliendo horario?No todos, claro, pero hay maestros que ya ni disimulan. Dan la clase como quien lee un recibo de luz, y si un alumno no entiende, le tiran el "busca en Internet" y listo. Después se quejan de que los estudiantes no aprenden, pero si les toca quedarse cinco minutos después de la hora, ya es como si les pidieran sangre. Eso sí, para las reuniones y los informes dentro del horario laboral nunca falta tiempo.
Los medios, la música y las redes: ¿Entreteniendo o embruteciendo?La tele ya no es lo de antes. Ahora todo es escándalo, gente gritando, canciones con letras que ni en el "barrio" las hubieran pasado antes, y redes sociales donde lo importante no es saber, sino tener likes. Los muchachos crecen creyendo que la vida es un show, donde lo normal es humillar al otro por views, o seguir modas absurdas porque "todo el mundo lo hace".
Los jóvenes: ¿Víctimas o parte del problema?No es que sean tontos, pero muchos van como borregos. Si les dicen que estudien, ponen cara de pereza, pero para aprenderse un reguetón de 50 groserías en media hora, ahí sí son unos genios. Y no es solo su culpa—si nadie les exige, si nadie les guía, ¿qué esperábamos?
Y el Estado, ¿dónde queda?Gobiernos que prometen educación de calidad pero donde las escuelas públicas tienen más goteras que pupitres. Tablets que reparten como si eso arreglara todo, pero los profes no tienen ni un marcador. Y mientras, los políticos hablan de "transformación educativa" desde sus oficinas con aire acondicionado.
¿Y entonces?Pues que si seguimos así, esto no tiene arreglo. Los papás deben volver a criar, no solo a mantener. Los profes, si ya no tienen vocación, que no estorben. Los medios deberían pensar un poco más en lo que publican. Y los muchachos, pues que despierten, porque la vida no es solo redes y fiesta.
Al final, como dice el dicho: "La educación empieza en casa". Pero si en la casa no hay nadie, en el colegio no enseñan y en la calle solo ven tonterías, ¿qué futuro esperamos?