Toro, Valle del Cauca
Escritos, Crónicas o Poesía

Una Muestra del Talento con las Letras de Nuestros Toresanos

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LOS CIRCOS Y LAS CIUDADES DE HIERRO


DULCES AÑORANZAS DE TIEMPOS VIVIDOS EN LA PLAZUELA SANTA ELENA Y LA CANCHA DE VENENO

TORO VALLE
Aquí aprendí que para comer cuarésmero, es preciso no hablar para no ahogarse y, que el trabuco nos viste de amarillo la garganta. También, que a cualquier edad Es buena para volver a casa. MI TORO VALLE MI TORO DEL ALMA el mejor vividero del mundo aquí mismito Es el paraíso.
El niño que ya no soy, tiene sus propios recuerdos. El silencio es mejor que aquello que no quieres decir. Los recuerdos se deslizan por mis sienes y, todo lo que viví, lo quiero gritar. LA PLAZUELA SANTA ELENA, animada por el altisonante coro de chicharras, apostadas sobre el ramaje de sus Samanes y tamarindos, los circos y, las ciudades de hierro (ruedas); son estrofas de mis gritos convertidos en himno. Puntas de lanza que disipan la melancólica rutina de este emblemático sitio Toresano.
La carpa teatro, son un valor agregado, inquilinas también fueron, de este suelo circundante a las propiedades de: don Marcelino Pérez y don Jesús Agudelo.
En Colombia, la historia del circo tradicional, se remonta a la mitad del siglo pasado… Cardona Mitrovic, contó que, el circo con carpa fue fundado en Medellín en el año de 1945, pero años atrás ya realizaban actos y presentaciones al aire libre con todo tipo de animales salvajes.
Un circo es un espectáculo artístico, normalmente itinerante que, puede incluir acróbatas, contorsionistas, equilibristas, escapistas, forzudos hombres bala, magos, malabaristas, mimos, motociclistas, payasos, titiriteros, tragafuegos, trapecistas, ventrílocuos y zanqueros.
En la década 50-60, hicieron irrupción los circos en tierras Toresanas, pero fue en la década 60-70. Donde las ciudades de hierro (ruedas), los circos y las carpa teatro, tuvieron sucesión de visitas a nuestro municipio. Fijaban su carpa en LA PLAZUELA SANTA ELENA. Anunciaban su espectáculo recorriendo nuestras calles. Los fines de semana, le concedían a los Toresanos dos alternativas de diversión: ver películas de pistoleros en EL TEATRO REAL, o en el circo o rueda anclados en ese momento en LA SANTA ELENA.





 
CIRCO EGRED HERMANOS. Fundado en el año 1948, considerado como el mejor que nos haya visitado. Cuentan nuestros octogenarios que tuvieron la oportunidad de vivir gratos momentos bajo aquella famosa carpa que, su espectáculo para ellos, fue único.
 
RIVER VIEW PARK. Gigante apostado sobre el suelo de nuestra plazuela. Imponente y majestuosa, "la rueda" de mayor tamaño que cruzó entonces por el norte del Valle.
Seis máquinas para hacer derroche de adrenalina. Cinco para adultos y, carrusel de caballitos para los niños. Sillas voladoras, pulpo, gatos, carros chocones y rueda de Chicago.
Otras opciones del portafolio: "tiro al conejo", "tumbe al muñeco" y, la moneda en el centro (círculo en rojo) de la cajetilla de cigarrillos LUCKY STRIKE. También se le permitía a los asistentes, acercarse a la cabina de sonido y, ordenar "su complacencia musical". Voz chillona, como la de los payasos: -para complacer a la señorita Eucaris López, de parte de su eterno enamorado, Hoover Ospina (Carelima), con el tema musical, LA CHANCLA-. Luego de semejante afrenta, el idilio amoroso de este par de tortolitos, quedó más acabado que los fósforos de palo.
BOSTON PARK CARNAVAL. Tan atractiva como la River, pero de menor tamaño.
 
AMERICAN PARK. Similar a las dos anteriores en oferta de diversión y, dispendio de epinefrina.
Solo quiero vencerte, disfrutar mí victoria contigo, le susurré al oído a la nostalgia. Toro, te comparo con el paraíso, con Adán y Eva, pero sin serpiente ni fruto prohibido. Aquí nací, sin perro que me ladre y, geometría que me impida caminar en línea recta. Lo que se de las mujeres, es que mejor no haberlas conocido que tenerlas que olvidar. Vaya aforismo. Yolanda, su nombre.
En los nostálgicos confines de la SANTA ELENA, sentí curiosidad de pintarme de payaso, mientras disfrutaba observando hombres con nariguera y peluca en la pista del circo "Amazonas". Hubo repetitivos momentos donde mí espíritu recargado de alegría, quiso volar sobre nuestras tres cordilleras, al girar y girar, montado en una silla voladora de la ciudad de hierro.
A mediados de los años 60s, el espectáculo itinerante del circo, empezó a transitar con más frecuencia por nuestro municipio. Experiencias propias y, las de otras personas que me confiaron las suyas, me ponen en la vía y, con el semáforo en verde para manifestarle a usted amigo (a): ¡Pilas que voy sin frenos!
 
CIRCO ATAIDE. El trajín y la despiadada mano del tiempo, le daban al blanco de su carpa, un tono grisáceo, igual al de una rata que quiso ser blanca, no admitía más remiendos. Sus mástiles eran de madera cortada en buen tiempo y, sus payasos, en Toro dejaron su tristeza. Mi tía Amalia Buitrago, se orinó en su bordo de olla en plena función sabatina: "Torombolo" y "Pistacho", fueron el detonante de la precipitada necesidad fisiológica de la tía.
CIRCO ÁGUILA MILANESA.Nativos de la Antioquia grande sus artistas; pero se creían italianos. El mago era tan malo que, las palomas utilizadas en sus trucos eran disecadas.
 
CIRCO ROYAL DUMBAR. De los mejores, me manifiestan mis fuentes. Muchos Toresanos sintieron miedo y a la vez curiosidad, al escuchar el rugido de: tigres, leones y panteras. De ver danzar a un elefante y, reírse con ganas ante las monerías de los micos. Bellas mujeres en su elenco tenían, pero una de ellas, dio pie para que Arbey Mena, corriera la voz, asegurando - yo vi a una de ellas, a la más mona de todas, orinar de pie sobre la corteza de uno de los árboles de la plazuela-.
Este gigante de cuatro mástiles, dejó su impronta de coloso en mi Toro del alma.
 
CIRCO EL CONDOR. Una verdadera dinastía de la leyenda circense, en sus inicios, este coloso, se hundió en aguas del océano Pacífico. Nuestro municipio es un privilegiado, circos de las grandes ligas nos visitaron. El cóndor, uno de ellos.
 
CIRCO FARÁNDULA. Dos mástiles y veintisiete puntales internos sostenían su carpa. Quienes gozaron de su carnaval, le conceden atributos que lo hacen inolvidable.
 
CIRCO ROCELLY. De todos se lleva el premio como el circo con las mujeres más bellas puestas en escena.
Año 1964, Wilson Ceballos Buitrago, para entonces disfrutaba de los encantos que concede la niñez, querubín de ojos verdes y estatura de engañado. Encontró a su paso un plano del infierno que resultó ser falso. Residía cerca a la plazuela, lo que le concede patente de corso para describir el circo.
 
CIRCO AMAZONAS. Este ambulante, mariscal de la alegría, fue mi punto de inicio en el difícil arte de los colados. Hoover Ospina (Carelima), Erney López (cochorni), Hernán Tapasco y este cronista.
Conformaban la patota a la cual no hubo circo que les pusiera talanqueras a sus propósitos de divertirse sanamente, naturalmente, sin costo.
 
CIRCO BERAGUIRE. Su pobreza era tal, que, para adivinar el color de su carpa, era menester tirar las cartas. Las únicas fieras que trajo a Toro, fueron las suegras de los artistas. El león era un perro con peluca, el malabarista sufría de mal de parkinson, vestían con pijama a una burra para mostrarla como cebra, sus payasos daban ganas llorar.
 
CIRCO DIN DAN DUM. Derroche de colorido, bellas damas, perros amaestrados, trapecistas suicidas, caballos danzantes, atrevidos equilibristas, ágiles malabaristas, alegres payasos y un mago que adivinaba la suerte con dos bolas.
 
CIRCO AMÉRICA. Bajo su carpa, tuve la dicha de apreciar, el número de altura más peligroso en el repertorio de los circos. LAS ÁGUILAS HUMANAS. Ejecutaban maniobras a tres trapecios sin malla salvavidas. Los circos de hoy, están obligados a utilizarla.
 
CIRCO VICTORIA. De dueños con parientes Toresanos. De los Valdés para ser más precisos, de grata recordación, sobre todo BOLASO, payaso de muchos kilates. Para mamar gallo decía: Fue tal la crisis de un circo que, un día cualquiera: los enanos se le crecieron, a los leones les cayó caspa, los tigres se volvieron todos maricas, a los elefantes se les cayó el moco, a las cebras se les borró la raya, las jirafas se encogieron, a los monos les dio diarrea y, unas llamas traídas del Perú le quemaron la carpa. Para colmo, cuando llegaron los bomberos, no les permitieron entrar por no tener boleta de ingreso.
 
CARPA TEATRO LA CUMPARSITA. Fue la última que nos visitó en el año 1971 y, a la que tuve la oportunidad de asistir por gentil invitación del profesor Guido Valdés, mi motivador para iniciarme en el fascinante mundo de la literatura. GENOVEVA DE BRABANTE de Christoph Von Schmid. Obra de teatro que se quedó en la retina de los Toresanos que, tuvimos la dicha de apreciarla. De gran profesionalismo sus actores.
 
CIRCO ROLEY. Inquilino hasta hace poco de "LA CANCHA VENENO. Juzguen ustedes.

Wilson Ceballos Buitrago
Domingo 27 de Febrero de 2022